Recuerdo que era una fría tarde de enero cuando mis padres me dijeron que teníamos que visitar un lugar nuevo... una masía casi abandonada que habíamos comprado...
Recuerdo perfectamente aquella primera sensación del espacio, el entorno, de las vistas a una misteriosa montaña de Montserrat... aquel lugar desprendía alguna cosa muy especial que no me dejó indiferente.
La casa estaba completamente deteriorada, sin tejado, llena de hierbas que inundaban la fachada y no dejaban ni siquiera entrever sus preciosas piedras llenas de historia.
Después de varios años de trabajo, obras, proyectos y ideas hoy La Garriga de Castelladral es nuestro pequeño paraíso en plena naturaleza, nuestra casa, nuestro lugar de trabajo, el lugar dónde dejamos crecer nuestra creatividad y nuestros sueños... el nexo de unión de nuestra familia.
La Garriga simboliza en cierta manera nuestros valores como familia: el amor por la naturaleza, la delicadeza de las pequeñas cosas, la excelencia, la entrega y dedicación, el silencio, la pasión por la cocina, la alimentación sana, la simplicidad, la constancia, el respeto por las personas y el entorno, la unión y el re-encuentro familiar.